La voz de la naturaleza

La biorobótica es una rama de la ingeniería que se mezcla con la biología para desarrollar sistemas con características biológicas o que pueden interactuar con organismos biológicos. La biorobótica cubre varios aspectos, en ella se engloba, por ejemplo, la creación de prótesis para gente que ha sufrido amputaciones (por accidentes, malformaciones, tumores…).

En los animales, muchos movimientos, como caminar o reaccionar a estímulos repentinos, no requieren una intervención directa del cerebro.

Asimismo la biorobótica también investiga el trasplante de órganos creados mediante una combinación de células madre (biotecnología) y biorobótica, que buscan acabar con el rechazo a los órganos trasplantados. La biorobótica no solo puede aplicarse al ámbito de la salud, también estudia el desarrollo de robots basados en animales.

Los cereales están en gran parte de los alimentos que ingerimos a diario: en el pan del desayuno, en la pasta del almuerzo y en las galletas de la merienda. Pero lo que pocos saben es que su calidad y sostenibilidad dependen de una batalla invisible que ocurre bajo tierra. En esta historia, los protagonistas son los microorganismos del suelo y los fertilizantes, cuyo equilibrio puede marcar la diferencia entre un cultivo abundante y un ecosistema en crisis.

 La ciencia busca nuevas estrategias que optimicen el uso de fertilizantes sin dañar el medio ambiente.

Fertilizantes: ¿héroes o villanos?

Desde hace décadas, los fertilizantes han sido la clave para alimentar a una población en crecimiento. Gracias a ellos, los cereales han alcanzado rendimientos extraordinarios, garantizando el suministro de alimentos. Pero su uso excesivo ha traído consecuencias preocupantes: contaminación del agua, emisión de gases de efecto invernadero y pérdida de la fertilidad natural de los suelos.

Burkina Faso, Malí, Mauritania, Senegal, Chad, Sudán, Nigeria y Níger son algunos de los países que se pueden encontrar en la región del Sahel. Situada en África Occidental, se trata de «una de las zonas más vulnerables a los impactos del cambio climático». O, por lo menos, así lo define Rubén Expósito, técnico de programas de la oenegé Plan Internacional y especialista en esta zona.

La inseguridad alimentaria, la escasez de agua y la pérdida de ingresos familiares está limitando su acceso a la educación.

La pobreza, el hambre y la inestabilidad, exacerbadas por el cambio climático, no cesan. Las condiciones extremas, tampoco. Las sequías prolongadas, las precipitaciones erráticas y las inundaciones están deteriorando los medios de vida de millones de personas, mientras el riesgo de desplazamiento forzado no deja de aumentar. 

Jean-Marc Jancovici es un espécimen poco común: un empollón del clima y la energía que además es una especie de estrella del rock. A principios de la década de 2000, este autor y consultor de ingeniería francés ideó un sistema de contabilidad del carbono que ahora utilizan ampliamente las empresas europeas para hacer un seguimiento de sus emisiones de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, empezó a dar conferencias sobre el cambio climático, cuyos vídeos se hicieron virales en Francia y acabaron llamando la atención de Christophe Blain, escritor de novelas gráficas, que invitó a Jancovici a colaborar en un libro.

El éxito de ventas de ‘El mundo sin fin’ nació gracias a la colaboración entre un destacado experto en clima y un autor de cómics.

Le Monde sans Fin [El mundo sin fin, en español], publicado en octubre de 2021, explica las tesis generales de Jancovici: por qué no será fácil abandonar los combustibles fósiles y por qué y cómo debemos hacerlo de todos modos. Se convirtió en el libro más vendido en Francia en 2022, con más de un millón de ejemplares. Ese mismo año se publicó en español.

El Instituto Max Planck de Comportamiento Animal en Alemania ha realizado una serie de experimentos con peces del Mar Mediterráneo para comprobar si estos son capaces de reconocer a los buceadores que habitualmente les alimentan. El estudio descubrió que los peces pueden reconocer a los humanos «basándose en señales visuales externas».

Unos investigadores se dieron cuenta de que los peces a los que proporcionaban comida durante los experimentos les seguían.

El estudio señala que, durante años, los buceadores de una estación de investigación situada en el Mar Mediterráneo que han estado trabajando con peces se dieron cuenta de que algunos de ellos seguían a los buceadores y les robaban la comida que llevaban para premiarles por los experimentos.

Llevamos años con una repetición constante de titulares sobre nuevos récords de calor en España y el mundo. Según los registros cada verano es más cálido que el anterior. Pero en 2023, las temperaturas batieron todos los récords. Según los datos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) de la Unión Europea fue el año más caluroso desde que se empezaron los registros en 1850. 

Los gases de efecto invernadero tienen un impacto cada vez mayor en el día a día del mundo entero.

 La temperatura subió 1,48ºC de media con respecto a antes del inicio de la Revolución Industrial. Este aumento de temperatura se acerca peligrosamente al límite que según los científicos no deberíamos superar.

“Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son, esta es mi insignia y mi blasón”, reza uno de los lemas que hablan de la fundación de la ciudad de Madrid, hace unos cuantos siglos. Cada parte de esta sentencia dicta los orígenes de la urbe: el agua, abundante en sus arroyos y el subsuelo, y su defensa gracias a unas murallas edificadas con sílex, piedra de la que saltan chispas al impactar sobre ellas cualquier proyectil que se lanzara.

Las pantas rupicolas, adora todo lo escarpado, disfrutan con la verticalidad y crecen casi sin sustrato.

Al agua y a la roca habría que añadir que muchos de los actuales muros de sus innumerables construcciones tienen una compañía orgánica de lo más bella, en forma de pequeñas plantas. Y esto no solo ocurre en Madrid, sino por toda la geografía española, ya sea Cádiz, Talavera de la Reina o Luesia.

En un soleado día de primavera, Ruth Nazarian condujo a un grupo de 24 alumnos de 7-8 años a una pequeña arboleda de acacias en su escuela primaria de San Diego (Estados Unidos). Cuando los niños estaban sentados con los ojos cerrados, Nazarian planteó al grupo una serie de preguntas destinadas a sintonizar con sus sentidos:

Esta práctica japonesa aporta una serie de beneficios (desde dormir mejor hasta reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés), además de sacar a los niños al aire libre.

Presta atención a la piel de tu cara; ¿qué sientes? ¿Puedes encontrar un sonido lejano? ¿Puedes encontrar un sonido cercano? ¿Qué hueles? Abre suavemente los ojos; ¿qué colores ves?

«El abandono de la actividad agraria y forestal tradicional está enmascarando, en gran medida, el efecto del cambio climático en los bosques«. Este, señala Josep Padullés, investigador del CREAF y la Universidad Autónoma de Barcelona, ha sido el mensaje clave de un artículo del que es autor principal.

Mientras las condiciones ambientales podrían indicar una «pérdida de bosque», la vegetación no deja de aumentar; aunque no como se esperaría.

«El abandono de la actividad agraria y forestal tradicional está enmascarando, en gran medida, el efecto del cambio climático en los bosques«. Este, señala Josep Padullés, investigador del CREAF y la Universidad Autónoma de Barcelona, ha sido el mensaje clave de un artículo del que es autor principal.

Mientras deberíamos estar viendo «un retroceso o una pérdida de bosque» como consecuencia del calentamiento global, la situación está tornando a la contra. Estamos siendo testigos de un aumento de la flora española. Especialmente, indica Padullés, este hecho se está haciendo notar en «los límites fríos y húmedos de los lugares donde viven las especies»

El sentido del tacto funcional como herramienta de atracción entre las especies generando sentimientos positivos y bienestar. Algo que entre vampiros ocurre de forma natural para cuidar los unos de los otros. 

La oscuridad cae sobre la jungla de Costa Rica, las sombras se alargan y una gran colonia de murciélagos aperchados en los oscuros recovecos de una cueva se ponen en marcha tras un día de absoluta inactividad. Uno despliega las alas y sus compañeros le siguen. Echan a volar en círculos concéntricos por el techo de la caverna. Poco a poco van saliendo de la boca de la cueva en bandadas que surcan el cielo del anochecer. Ha comenzado la mañana del murciélago vampiro, Desmodus rotundus. Con una garganta demasiado estrecha como para tragar comida sólida, sobrevive a base de una dieta líquida de sangre. Es el único mamífero sanguívoro conocido por la ciencia.

Los murciélagos vampiro viven al límite. La sangre es una pésima fuente de energía.

Un par de incisivos superiores afilados pueden perforar con facilidad las duras pieles de vacas y caballos. Luego, durante veinte o treinta minutos, el murciélago sorbe tranquilamente su sangre a través de unos conductos en forma de paja que tiene en la parte inferior de la lengua. Su saliva contiene tantas medicinas como la botica de un farmacéutico: proteínas con propiedades antibacterianas y antimicrobianas, un vasodilatador para ensanchar los capilares y aumentar su flujo; un anticoagulante macabramente llamado «draculina» para evitar la coagulación y asegurar que se produzca un goteo continuo.