En esa misma mañana en la que nos respondía a unas cuantas preguntas, la arquitecta Eugenia del Río, secretaria de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), había estado en Getafe. Había ido a ver el trabajo que se había realizado en una plaza, en la que se ha conseguido reducir la temperatura ambiental con sombras con cañizo, un suelo pintado de un color más claro y vegetación autóctona. Es un ejemplo de cómo están cambiando las ciudades para adaptarse a los retos de la emergencia climática.
¿Cómo serán entonces las ciudades del futuro, esas ciudades que serán capaces de responder a todos esos retos y a hacer la vida de sus habitantes mucho más fácil?
Las elevadas temperaturas de este verano —con sus sucesivas olas de calor— han evidenciado de forma clara lo que, en realidad, no era una noticia nueva: la comunidad científica lleva años alertando sobre los efectos del cambio climático y sobre cómo impactarán en el día a día de la ciudadanía. Las ciudades se llevarán una buena parte de esas consecuencias negativas.
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