En el altiplano murciano, en terrenos de Caravaca de la Cruz, a 1.100 metros de altitud, los cultivos de cereal copan, dibujando cuadrículas, unos campos pobres y duros de roer para el agricultor. Desde la carretera se percibe la extrema aridez de la zona, una de las más desertificadas de Europa, de clima extremo y escasas pero torrenciales lluvias. Al final de un camino sin asfaltar, en una pequeña elevación, aparecen unos edificios en ruinas y una verja abierta, puerta de entrada a La Junquera, el epicentro del proyecto Regeneration Academy. La finca, de 1.100 hectáreas, está destinada a la agricultura regenerativa, un sistema de cultivo que, además de ser ecológico, potencia la recuperación del suelo al que las prácticas agrarias convencionales e intensivas han extraído toda la vida, acabando con la materia orgánica formada por millones de microorganismos. Esa destrucción se lleva por delante además su capacidad de almacenar dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero responsable del cambio climático.
La agricultura convencional destruye la vida del suelo imprescindible para capturar carbono. Hay técnicas de cultivo que devuelven al suelo lo que se le ha quitado.
La Junquera destila juventud y determinación. Los responsables del proyecto creen firmemente en que el futuro de la agricultura y el sistema alimentario implica producir sin sobreexplotar el terreno y sin destruir la biodiversidad. “Pero no renegamos del tractor, no se trata de volver al pasado, sino de utilizar la tecnología de una forma racional y generar una actividad económica rentable que repercuta en la comunidad local”, aclara Jacobo Monereo, economista y director del proyecto.
Enlaces de Ínteres:
Web de la finca: https://www.lajunquera.es/
Regeneration Academy; “Madre del proyecto”:
https://www.regeneration-academy.es/
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