La tecnología ha transformado todos los aspectos de nuestra vida, desde el trabajo y la comunicación hasta nuestros hábitos de consumo. Su capacidad de impactar y llegar a millones de personas le otorga una gran responsabilidad que, hasta ahora, no ha sido plenamente asumida. Si bien el sector tecnológico ha sido un motor clave para el crecimiento económico, queda mucho camino por recorrer para que la digitalización esté alineada en su totalidad con los principios de sostenibilidad y justicia social que demandan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030.
Según estudios recientes, seis de cada diez empresas tecnológicas en España aún no miden su impacto social y ambiental.
El humanismo tecnológico plantea un enfoque en el que la tecnología no solo innova y expande sus fronteras, sino que sitúa el bienestar de las personas y el planeta en el centro de su desarrollo. Este paradigma busca soluciones que generen un impacto positivo tanto en las comunidades como en el medio ambiente. A pesar de su importancia, los avances hacia este modelo aún son limitados.