«El otoño llega a la Antártida y con él, nosotros regresamos a casa», anota Asunción de los Ríos, investigadora del Grupo de Ecología Microbiana y Geomicrobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Así cierra su cuaderno de bitácora y así pone broche a sus cuatro semanas en la península de Hurd.
El retroceso del hielo en el continente helado es alarmante.
Hasta allí no llegan vuelos regulares, ni tampoco ferrys. De hecho, lo hacen pocos buques y uno de ellos es el Hespérides de las Fuerzas Armadas Españolas. Las coordenadas de los mapas marcan 62°40′33″S 60°21′59″O. Con la llegada del equinoccio de otoño, los días se hacen más cortos en esta zona del planeta. «Es hora de volver a casa y dejar la isla de Livingston y la Base Antártica Española Juan Carlos I, donde tan bien hemos estado y tan científicamente productivo ha sido el último mes», cierra el diario de viaje de de los Ríos.
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