Décadas de retrasos han dejado Cataluña a la cola en el despliegue de las energías renovables en España. La oposición local y de asociaciones ecologistas a proyectos eficientes en la generación eléctrica como la eólica o la hidroeléctrica, sumada a la falta de apoyo del Gobierno autonómico, muy sensible a este tipo de críticas, han provocado una parálisis en la transición ecológica en una comunidad donde la nuclear, producida únicamente en Tarragona (Ascó y Vandellòs), se erige como principal fuente de energía.
El déficit energético se agrava en Cataluña por el rechazo a las renovables.
En paralelo, el déficit de energía en algunas regiones, como la provincia de Gerona, dejan el suministro a expensas las líneas de alta tensión que transportan la luz a largas distancias, con proyectos en marcha para traerla incluso desde Aragón. Sin embargo, la resistencia local y ecologista ha arremetido ha tenido como blanco tanto a iniciativas renovables como centrales nucleares y alta tensión, para desesperación del empresariado catalán, que exige a la Generalitat que lidere y adopte una decisión; de lo contrario, advierte, la insuficiencia en el suministro se cronificará y acabará lastrando la economía.
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