La robótica vive una etapa floreciente con la ayuda de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, pero aún tiene retos importantes como minimizar su impacto en aquellos entornos naturales en los que se introduce. Frente a los pesados y metálicos robots con forma de perro de Boston Dynamics o aquellos que cargan cajas en grandes almacenes, está la rama de la robótica blanda que diseña sistemas más inspirados en la naturaleza para, por ejemplo, monitorizar las plantaciones agrícolas y ayudarlas a suavizar los efectos de la sequía como la que sufren cada día más regiones en España.
Las Acer i-Seed se inspiran en semillas aladas para llegar más lejos y monitorizar parámetros ambientales claves para las plantaciones.
Cientos de semillas aladas caen al suelo en un amplio terreno, su función no es la de reproducir su genética y generar nuevas plantas, sino vigilar las condiciones climáticas del terreno y favorecer el cultivo. Son las semillas robóticas, Acer i-Seed, que investigadores del Instituto Italiano de Tecnología (IIT) y del Instituto Leibniz de Nuevos Materiales de Alemania han presentado recientemente.
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