Cargar cubos de agua sobre la espalda, recorrer largas distancias bajo el sol, madrugar para recolectar suficiente agua para cocinar, beber y asearse… esta es una rutina diaria para muchas mujeres de zonas rurales del mundo. Ante esto, cada vez más mujeres están dejando de ser solo quienes cargan el agua para convertirse en protagonistas de su gestión y protección.

La crisis del agua no es solo un problema de infraestructura o gestión comunitaria.
El acceso al agua es un derecho fundamental, pero en países como Ecuador sigue siendo un privilegio. Tres de cada diez personas no cuentan con agua segura y están propensas a consumir agua contaminada en el país. Esta cifra se duplica en zonas rurales, donde seis de cada diez personas no cuentan con agua limpia y segura
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