Durante una excursión escolar al zoológico de Madrid cuando tenía 15 años, Pedro Pozas (Espeluy, Jaén, 1958) se desvió del grupo y subió unas escaleras: «Vi una especie de mono y me acerqué a él. Se puso a mirarme con el rostro triste. Cogió un trozo de papel que había en el suelo de su jaula. Y empezó a limpiarse, como si se secara una lágrima«.
EL oranguitán, una de las siete especies y subespecies de los grandes simios no humanos de la Tierra, junto a gorilas, chimpancés y bonobos.
Pozas prosigue, evocador, su relato: «Parecía una persona. Después me miraba fijamente. Con una tristeza tremenda. Yo salí de allí huyendo. Me acuerdo perfectamente de que me dije a mí mismo que, en cuanto pudiera, tenía que defender a estos seres«.