A medida que las ciudades se expanden y el asfalto se apodera de la naturaleza, las abejas solitarias encuentran formas ingeniosas de adaptarse a entornos hostiles. Un reciente análisis realizado por Claudia Weber y su equipo de la Universidad Libre de Berlín ha descubierto que las aceras de la capital alemana albergan una sorprendente biodiversidad de insectos, con 6.301 nidos registrados en solo 200 metros de calle.
Diferentes abejas y avispas silvestres suelen preferir las aceras para colocar sus huevos expuestos al sol.
A diferencia de sus hermanas domésticas, las abejas solitarias no viven en colmenas, no producen miel y cada hembra construye su nido en solitario, aprovechando el suelo arenoso o arcilloso. Los científicos identificaron 66 especies de insectos, de las cuales al menos 28 eran abejas silvestres. Esta preferencia por las aceras puede estar vinculada a la cercanía de jardines y parques, donde hay abundancia de polen y potenciales sitios de anidación.
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