Una cuarta parte de Europa podría ser objeto de renaturalización: la renaturalización puede aportarnos una nueva mirada a la práctica de la conservación, recordándonos que los ecosistemas son dinámicos, y ayudándonos a entender de dónde procede su variabilidad en cada caso.
El 70% de las áreas con potencial para la renaturalización se han identificado en los países con climas más fríos.
Nos cuenta que la diversidad de especies de plantas, de aves o de mariposas que pretendemos conocer y conservar responde no solo a la variabilidad física del medio, sino que se originó como resultado de los procesos naturales que diversifican los ecosistemas a lo largo del tiempo, a lo que se adaptan diferentes especies.
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