Alcanzar la meta de neutralidad climática para 2050 supone una transición cuya puesta en marcha requiere hoy más que nunca la implicación de todas las personas y sectores productivos, incluido el sector financiero. El papel que este desempeña es clave, ya que está en condiciones de dirigir más capital hacia modelos sostenibles y nuevas tecnologías, así como de animar a las compañías a desarrollar nuevos planes de descarbonización
La encuesta anual de Robeco revela que la mayoría de inversores consideran prioritaria la inversión climática, aunque las actitudes varían por regiones.
De la misma manera en que el cambio climático ha impactado en nuestra vida cotidiana, también ha modificado los hábitos de los inversores, cuyo interés por las denominadas inversiones con criterios ESG —aquellos que se refieren a factores medioambientales, sociales y de gobernanza— han ido en auge con el paso del tiempo, dada la creciente concienciación por seleccionar empresas responsables y alineadas con los objetivos del Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030.
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