Los plásticos derivados del petróleo se acumulan en el medio ambiente. Aproximadamente el 80 % de los residuos están hechos de macroplásticos, muchos de los cuales acaban vertiéndose en los océanos y degradándose con el tiempo hasta convertirse en microplásticos y nanoplásticos, lo que agrava los problemas ambientales.
Un nuevo estudio consigue degradar plástico a través de una enzima artificial, basada en una proteína producida por la anémona Actinia fragacea, muy habitual en las costas españolas.
Sin pretender subestimar el desastroso impacto de los macroplásticos, este tipo de contaminante puede recogerse y eliminarse fácilmente. Sin embargo, solo en los océanos hay entre 7.000 y 35.000 toneladas de microplásticos que, junto con las nanopartículas de plástico, suponen un verdadero problema sanitario mundial.
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