El deterioro de alimentos es un problema que arrastramos desde hace años. Por poner un ejemplo, tan solo en 2020, se tiraron más de 1.000 millones de kilos de comida a la basura. Es decir, cada persona arrojó una media de 31 kilos, que, traducido en cifras, supuso la pérdida de unos 250 euros por cabeza, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Investigadores españoles ha ideado un sistema, aún en fase experimental, para alargar el tiempo de conservación de los productos frescos, además de reducir su desperdicio.
Por este mismo motivo, el 7 de junio de 2022, el Gobierno aprobó el proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, haciendo referencia a la primera regulación de este tipo que se produce en España. Sin embargo, esta ley nunca llegó a tramitarse debido al adelanto electoral, por lo que sigue siendo necesario combatir este problema.
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