Si 2020 fue el año en que la naturaleza «sanó», 2023 fue el año, supuestamente, de la venganza de la naturaleza, con orcas hundiendo yates, unos picaríes (Tayassuidae) destruyendo campos de golf y una nutria marina peleona robando tablas de surf. Según el relato popular, los animales están hartos y (por fin) se rebelan contra la dominación humana.
Este año internet ha aclamado a los animales que parecían rebelarse contra los humanos. Este entusiasmo cuenta la historia de un momento cultural único.
Por supuesto, no es así. Estos bichos hacen cosas normales de animales, pero que molestan a los humanos. Los pecaríes, criaturas parecidas a un jabalí pequeño originarias del suroeste de Estados Unidos, destruyeron un campo de golf en Sedona (Arizona) porque buscaban lombrices. Las orcas del estrecho de Gibraltar jugaban con timones para divertirse. Y la nutria 841, la hembra adulta que molestó repetidamente a piragüistas y surfistas en Santa Cruz (California), puede haber asociado a las personas con la comida.
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