Durante siglos, las mujeres han cultivado y nutrido la vida en nuestro planeta. Y, sin embargo, mientras el mundo disfruta del producto de sus labores, ellas no suelen tener influencia o control sobre la tierra que trabajan.
La degradación del suelo es un desafío enorme, y la solución radica en quienes más preocupadas están por proteger este valioso recurso: las mujeres.
Para agravar las cosas, las amenazas paralelas de la sequía y la desertificación, intensificadas por el cambio climático, han reducido la cantidad de tierras utilizables, lo que pone en riesgo la producción de alimentos y el sustento de muchas personas. Más aún, la agricultura no sostenible está erosionando el suelo 100 veces más rápido que su posibilidad de recuperación por vías naturales. La ONU ha clasificado como degradadas hasta el 40% de las tierras del planeta.
43 Me gusta