En las cartas que mandaban sus vecinos a la prensa local para protestar, la nueva suerte de las tierras del castillo de Knepp, en Inglaterra y que había arrancado un proceso de resilvestrización, era duramente criticada. Parecía una locura que unas tierras que una familia había cuidado —y trabajado— durante generaciones se estuviesen echando a perder de aquella manera y, no menos importante, aquello atentaba contra la estética, lamentaban los habitantes de la zona.
La renaturalización apuesta por recuperar los ecosistemas dejando que vuelvan las especies amenazadas.
Desde el castillo, Charles Burrell, quien había heredado aquella propiedad familiar, y la escritora Isabella Tree, su esposa, leían a sus vecinos —y llevan ya desde entonces explicando qué están haciendo—, pero seguían adelante con el «experimento Knepp». Al fin y al cabo, su objetivo requería trabajar a largo plazo.
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