El 80% de la población de Catalunya lleva desde el pasado noviembre en situación de alerta por sequía. De momento, no hay restricciones en el consumo de boca, pero la falta de lluvias lleva a la Generalitat a buscar maneras de paliar esa falta de agua y preparar una eventual situación de excepcionalidad, que sí supondría limitaciones en el consumo doméstico. En este marco, el Govern ha iniciado las pruebas para aportar agua regenerada en el tramo final del río Llobregat con el objetivo de incrementar el caudal de agua y disponer de más recursos hídricos. Este agua tendrá que ser potabilizada en la planta de Sant Joan Despí (Barcelona).
Esta medida se está realizando de manera coordinada entre la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), la Conselleria de Salut y el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), aportando agua de manera gradual y escalonada con un seguimiento analítico para evaluar su efectividad, ha informado este martes el Govern en un comunicado.
El aprovechamiento del agua regenerada es una de las líneas de acción estratégicas para incrementar la disponibilidad y reducir los desembalses con el objetivo de alargar las reservas de agua lo máximo posible ante los recurrentes episodios de sequía que vive Catalunya.
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