Un equipo de investigadores de la universidad de Jaén han desarrollado el método para reducir el precio de la obtención de bioetanol, que mezclado con gasolina sirve como carburante y es más sostenible que el habitual.
En la actualidad, la mayoría de la biomasa del olivar normalmente se desecha o se quema. Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Jaén proponen una técnica que emplea dos tipos de levaduras para aprovechar al máximo este residuo.
Los investigadores, en colaboración con la Universidad de Tecnología y Economía de Budapest (Hungría), han desarrollado un método que emplea levadura en la obtención de biocombustible para vehículos a partir del hueso de aceituna. La incorporación de estos microorganismos reduce el precio de la obtención de bioetanol, que mezclado con gasolina sirve como carburante y es más sostenible que el habitual.
«Con esta técnica, queríamos incorporar un proceso más sostenible para aprovechar al máximo la biomasa que normalmente se quema. Además, podría emplearse a nivel industrial para obtener un mayor beneficio económico con la venta de estos bioproductos«.
Los bioproductos obtenidos de este proceso sustituyen a otros recursos procedentes de fuentes fósiles.
Además de su uso en automoción, los investigadores apuntan las aplicaciones alimentarias y farmacéuticas de otras sustancias obtenidas con este método, como el xilitol -sustituto del azúcar para personas diabéticas- y compuestos antioxidantes, que pueden emplearse para desarrollar productos antimicrobianos.
Los bioproductos obtenidos de este proceso sustituyen a otros recursos procedentes de fuentes fósiles. Por ejemplo, los antioxidantes que extrae el grupo de investigación servirían para reemplazar los derivados del petróleo con los que se elaboran algunas cremas hidratantes, el xilitol al azúcar de los chicles y el bioetanol, mezclado con gasolina, serviría para desarrollar combustible para vehículos. «Además, se trata de una propuesta más sostenible, puesto que los productos obtenidos sustituirían a derivados del petróleo y de otras fuentes fósiles», explica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Jaén Juan Miguel Romero.
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